Más de 50 universidades nacionales de todo el país se han visto afectadas por un paro de actividades de 24 horas este 11 de agosto, al que se suman diversas vertientes gremiales de docentes y trabajadores no docentes. La medida, que se anticipa con un «alto acatamiento», es impulsada por el Frente Sindical de las Universidades Nacionales, incluyendo a gremios como Fedun, Conadu, Conadu Histórica y Fatun, en rechazo a las políticas gubernamentales y la exigencia de una recomposición salarial urgente.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), que debía retomar clases tras el receso invernal, es una de las instituciones más impactadas, con la Asociación de Docentes de la UBA (Aduba) anticipando que «la UBA no comenzará las clases en el segundo cuatrimestre como consecuencia del retraso salarial de más de un 40% desde la llegada al gobierno de Javier Milei».
La Alarma por los salarios: «La peor pérdida del poder adquisitivo de la historia»
Desde el sector docente, la situación salarial es calificada de «gravísima». Rubén Stasuck, secretario general de Adunam (gremio de docentes de la Universidad Nacional de Misiones), afirmó que el paro es la «única herramienta» que tienen los docentes para hacerse escuchar. Según Stasuck, los salarios docentes universitarios han sido «minimizados desde diciembre del año 2023» y no han acompañado la inflación, con una brecha salarial enorme.
La Federación de Docentes de las Universidades (Fedun) sostiene que los «salarios reales en las universidades nacionales perdieron un 29,3% contra los valores de noviembre de 2023», situándose por debajo de los niveles de 2002. «Es la mayor pérdida del poder adquisitivo de la historia, nuestro salario se ha convertido en el peor de Latinoamérica», acusan desde Fedun. La situación se agrava al no existir convocatoria a paritarias desde octubre de 2024, con salarios «3 meses congelados», lo que ha disminuido drásticamente la capacidad adquisitiva de los docentes. Los incrementos, según los gremios, han sido por decreto e inferiores al 2%, sin una negociación real con todos los sectores.
Presupuesto universitario en caída libre
Además de los salarios, que representan cerca del 85% del presupuesto universitario, la preocupación radica en el financiamiento general. Si bien el Poder Ejecutivo se focalizó en la recomposición de los gastos de funcionamiento (que representan el 5% del presupuesto) elevándolos en un 270% a partir de mayo, la tensión por los salarios persiste.
El financiamiento educativo nacional ha «caído a un mínimo en 33 años», representando actualmente solo el 0,7% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2025. Además, el presupuesto de la Secretaría de Educación ha «bajado un 47,6% en dos años», marcando la mayor caída en la historia junto con la experimentada en 1992.
Exigencias y posturas políticas
La principal demanda del Frente Sindical de Universidades Nacionales es la «apertura de la mesa de negociación salarial docente universitario», considerado el lugar adecuado para discutir los salarios con el Estado Nacional. También exigen que el Senado apruebe el proyecto de ley de aumento a las partidas presupuestarias y que el Gobierno no vete la ley de financiamiento del sector.
Rubén Stasuck lamentó la postura de los siete legisladores misioneros que no votaron a favor del financiamiento educativo, afirmando que «es lamentable que no estén haciendo en este momento esa ese acompañamiento». Para el gremialista, este voto «condiciona a los estudiantes, condiciona el funcionamiento de la universidad, condiciona a los profesores».
Los gremios advierten que, de no revertirse la situación, el gobierno «va a tener que pagar un costo político» y un desgaste importante en la sociedad. A pesar de que marchas federales previas no se tradujeron en grandes logros salariales, se espera que esta vez la medida de fuerza «se va a hacer sentir». El plan de lucha de Conadu y Conadu Histórica se prolongará hasta el 15 y 16 de agosto respectivamente, con paros rotativos hasta el 7 de septiembre, una extensión que no es bien vista por los rectores por el impacto en la deserción estudiantil.