Acceso al agua para garantizar la cosecha

La política de la prevención y la visión de futuro es una forma característica del Gobierno de Misiones de llevar adelante la gestión, comprendiendo la importancia de prever posibles adversidades naturales que desata el cambio climático.

El agro misionero -uno de los sectores que más padece el impacto ambiental- debe gestionar los recursos para generar la sostenibilidad productiva, abasteciéndose del recurso más necesario de todos: el agua.

Aproximándonos a la mitad de año, empezamos a desarrollar un abordaje integral de cara a la llegada de la corriente de la niña, asociada a una temporada de sequía que durante 2022 y 2023 ya ha generado gran impacto negativo en la actividad agropecuaria.
Por ende, hoy nuestro desafío es proteger el agua misionera y el ciclo hídrico, no sólo como un bien común global, sino como un derecho humano fundamental.

En ese sentido, se establecen dos principios ordenadores de la gestión provincial: priorizar la inversión en los sectores rurales más vulnerables de la población con el fin de reducir la desigualdad en el acceso al agua y saneamiento; y generar las condiciones de articulación y cooperación entre los diversos actores involucrados -tanto a nivel nacional, como provincial o municipal- para la implementación coordinada de acciones destinadas a garantizar el mismo. Es decir, necesitamos agua para consumo humano y para la producción.

Esta situación, indiscutiblemente requiere de soluciones específicas y esfuerzos coordinados desde ya. Para brindar acceso al agua y al saneamiento en zonas rurales de Misiones es necesario realizar inversiones que no están al alcance de la mayoría de las familias, por lo tanto es imperiosa la acción de la política pública.

Por ello, a partir de la demanda, desde el Agro ejecutamos distintos programas y proyectos con el fin de reducir la brecha histórica de acceso al agua para quienes habitan en comunidades rurales, fomentando la producción agrícola y fortaleciendo la seguridad alimentaria.

Hoy, debemos pensar en el productor y prevenir la sequía. Lo que implica garantizar sus derechos, cuidar su producción y hacerla sostenible.

En conclusión, estamos de acuerdo en algo: la crisis del agua y las crisis climáticas están estrechamente relacionadas. Por eso, brindar acceso al agua para garantizar la cosecha, también representa brindar acceso a un derecho para garantizar el desarrollo rural.