Hotel Savoy: un ícono de elegancia y encuentros históricos

Un lujoso refugio que trascendió su función de hospedaje para convertirse en el epicentro de la vida social y cultural de la ciudad.

En 1912, el Hotel Savoy comenzó a erigirse en la emblemática esquina de Sarmiento y Colón, convirtiéndose en un punto de encuentro tanto para turistas de renombre como para protagonistas del progreso de la ciudad capital. La obra, ideada por Domingo Barthe, un empresario francés dedicado al comercio de yerba y madera, inicialmente se conoció como France Hotel y luego como Palace Hotel Misiones. Construido con materiales lujosos, el hotel contaba con tres plantas, 52 habitaciones, un ascensor, amplias escaleras y modernas instalaciones de agua y electricidad.

La razón de su construcción tiene varias teorías, pero distintos historiadores coinciden en que fue sede de fiestas sociales, desfiles, presentaciones en sociedad, carnavales y todo tipo de eventos importantes. Los platos servidos en esos encuentros eran de una calidad europea que exaltaba aún más la exquisitez del hotel.

En estas habitaciones descansaron artistas de la talla de Libertad Lamarque y María Elena Walsh, quienes aprovecharon los servicios de este recinto, que también funcionaba como una empresa de turismo en la región, organizando viajes para recorrer la provincia.

En 1925, el hotel cambió su denominación a Savoy tras un traspaso de dueños. Siempre supo adaptarse a las distintas épocas, manteniendo su construcción original.

Entre las décadas de 1950 y 1960, el Savoy comenzó a admitir inquilinos que eligieron este recinto para vivir. Modificando sus usos y funciones con el paso del tiempo y de administradores, el hotel funcionó hasta 1980, cuando sus últimos dueños decidieron cerrar sus puertas.

Para remarcar su importancia en la historia posadeña, fue declarado Patrimonio Histórico y Arquitectónico de Posadas en 1997, y de Misiones en 2003.

A más de cien años de su protagonismo histórico, el Hotel Savoy permanece como un testimonio viviente de la opulencia europea en una ciudad que emergía con pujanza. Su majestuosa presencia no solo refleja la riqueza de una época pasada, sino también la capacidad de Posadas para albergar la elegancia y sofisticación de un mundo en constante evolución.