Renabap: «El Gobierno nacional cortó todo,  cerró todo, y los vecinos quedaron a la deriva»

En una entrevista exclusiva en Radio News Misiones, Carla Pipke, referente del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) del Movimiento Evita, brindó un panorama desolador sobre la situación actual de los barrios populares en la provincia de Misiones.

La referente territorial sostuvo que a pesar de los esfuerzos de las organizaciones sociales, la interrupción de los programas de desarrollo con inclusión y trabajo por parte del gobierno nacional dejó a miles de familias en una posición de vulnerabilidad e incertidumbre.

«Nosotros arrancamos hace tres meses de nuevo con una capacitación que viene de la Universidad Latinoamericana de las Periféricas», explicó Carla Pipke, al referirse a las actividades que aún se realizan pese a la paralización de las obras .

Lo que se pretende es retomar el trabajo en los barrios ya que, con la llegada del nuevo gobierno, se frenaron las construcciones.

«Es una herramienta que veníamos trabajando bien dentro de los movimientos y los barrios. Desde que se asumió este nuevo gobierno se cortó todo, se cerró todo, y los vecinos quedaron a la deriva», añadió.

Agregó que también están paralizados los programas Mi Pieza, Mi Baño y los de reacondicionamiento de viviendas, dado que los fondos nacionales destinados a estas obras «están congelados».

ABANDONO DEL ESTADO

El Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) comenzó a trabajar en 2017 para identificar, censar y mejorar las condiciones de vida en las áreas más desfavorecidas del país.

En Misiones, el programa logró garantizar el acceso a servicios básicos como agua, electricidad y la regularización de tierras para los habitantes de los barrios populares. Sin embargo, desde que asumió Javier Milei se paralizaron las obras y se frenaron los recursos han dejado a muchas comunidades en situaciones precarias.

Respecto a esto,Carla Pipke explicó que «con obras sin terminar, con montículos de tierra, calles abiertas, zanjas abiertas, es triste la situación en la que quedaron los barrios y las familias».

La paralización de los trabajos se suma los problemas que la vida diaria de sus habitantes, quienes viven con la preocupación constante de posibles desalojos y la inseguridad jurídica de sus hogares.

La incertidumbre sobre la validez de sus certificados de propiedad que se tramitaba por medio del Registro Nacional de Barrios Populares.

La falta de apoyo gubernamental obligó a las organizaciones sociales a tomar la iniciativa para contener a esas familias. «Volvemos a comenzar la lucha de nuevo para que las familias puedan acceder a esos documentos. La Secretaría de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU) sigue trabajando, aunque poco y nada, no es lo mismo que antes», dijo.

Explicó que los fondos destinados al desarrollo de los barrios populares están congelados, dejando a muchas familias sin las mejoras prometidas.

A pesar de estas dificultades, la esperanza sigue viva entre los líderes comunitarios y las organizaciones sociales. Se han establecido mesas de trabajo en los barrios para discutir estrategias y colaborar con otras entidades, como Cáritas y las iglesias, que juegan un papel fundamental en el apoyo a estas comunidades. Sin embargo, el crecimiento de los barrios es imparable y, sin actualizaciones censales, las necesidades siguen en aumento.

El impacto del programa RENABAP ha sido significativo, pero la falta de continuidad amenaza con deshacer el progreso logrado. «En Piedras Blancas, por ejemplo, cuando iniciamos en 2019, había 200 familias censadas. Hoy, más de 350 familias no estaban censadas», indicó Carla Pipke, destacando el rápido crecimiento poblacional y las necesidades insatisfechas que esto genera.

Las organizaciones sociales continúan trabajando pese a la falta de apoyo del gobierno nacional. En las recorridas se detectan las familias que carecen de documentación de sus tierras «para ver la forma de que se le puede poner en el relevamiento o no. Eso es lo primero para poder tener su agua y su luz».

Según Carla Pipke, actualmente «están casi todos ya con agua y luz, y la mayoría tiene su papel, porque se hizo un lindo trabajo y se hizo relevamiento. Muy pocos son los que no tienen nada, y el que no tiene es porque por ahí no estuvo en el hogar el día que se realizó el relevamiento».

Existen otras situaciones más complejas porque «hay barrios en los que hay peligro del desalojo, porque son conflictos históricos. Ahí mayormente se llaman a reuniones para ver cómo se puede solucionar ese problema»

La referente social indicó que el programa «daba la seguridad a las personas de tener agua, luz; de contar con las instalaciones necesarias y básicas. Y hoy, al no tener los documentos, porque el programa se cortó, se les dificulta».

Para graficar esto, citó como ejemplo lo que ocurre en la localidad de Garupá. «Tenemos ahí un barrio Ex-Hipódromo, allí existe una parte que las calles quedaron totalmente abiertas, entonces esas familias que están ahí están súper afligidas, porque la verdad que hay calles cortadas», debido a que hay zanjas abiertas y montículos de tierra que impiden el acceso de vehículos, ambulancias y patrulleros.

REGISTRAR PARA MEJORAR

El Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) fue creado en 2017 mediante el Decreto 358/178 por presión de las organizaciones sociales.

Este programa se diseñó con el objetivo de integrar socioeconómicamente a los barrios populares de Argentina, proporcionando una plataforma para la identificación precisa y geográfica de estas comunidades. El RENABAP funcionaba en coordinación con otros programas de inclusión social, enfocándose en la urbanización de barrios periféricos, la movilidad económica y la mejora de la calidad de vida de las personas.

A través del RENABAP, se llevaron a cabo censos exhaustivos que permitieron a las familias acceder a servicios básicos esenciales como agua potable, electricidad y regularización de tierras. La iniciativa buscaba no solo mejorar las condiciones de vida inmediatas sino también fomentar la inclusión social a través de oportunidades laborales y la participación comunitaria.

Sin embargo, con la asunción del nuevo gobierno liderado por Javier Milei, toda actividad del RENABAP se ha paralizado. La falta de continuidad en las políticas públicas ha generado un vacío en la implementación de programas de infraestructura y asistencia en los barrios populares. La paralización de obras y el congelamiento de fondos han dejado a muchas comunidades en un estado de abandono, poniendo en riesgo los avances logrados durante los años anteriores.

En palabras de Carla Pipke, «se hizo mucho en los barrios, muchas familias pudieron acceder a beneficios y a vivir un poco mejor. No hablamos de lujos, pero mínimamente algo más cómodo, tener lo básico». El desafío ahora es asegurar que estos logros no se desvanezcan y que las familias puedan acceder a una vida digna.

Con una población de más de 5.000 familias en la provincia de Misiones inscritas en el RENABAP, es imperativo que el gobierno nacional cambie de actitud y garantice la continuidad de obras para que las organizaciones continúen brindando soluciones sostenibles y efectivas que permitan mejorar las condiciones de vida de los barrios populares.

La reanudación de los programas de asistencia y el desbloqueo de los fondos federales son pasos necesarios para garantizar que estas comunidades puedan tener acceso a los servicios básicos que necesitan para prosperar.