POSADAS. Esta semana, a pedido de vecinas y vecinos de «El Mangal», el dirigente provincial Martín Sereno, recorrió el barrio ubicado en la chacra 189, de Posadas, relevado por el Renabap, y cuyas familias cuentan con el Certificado de Vivienda Única.
Para el dirigente del espacio político Tierra, Techo y Trabajo, es evidente comprobar los efectos de «la motosierra que impone Javier Milei, y las políticas criminales que ejerce su gobierno», afirmó.
Las vecinas relataron que a las 46 familias que viven en ese barrio popular, el año pasado se les abrió una luz de esperanza de una mejor calidad de vida, cuando a través de un convenio entre la ex Secretaría de Integración Socio Urbana (Sisu) -que dependía del Ministerio Nacional de Desarrollo Social- y la Municipalidad de Posadas, se acordó relocalizar a ese grupo en lotes con servicios y viviendas.
«Estas familias empobrecidas que ocupan esas tierras que prácticamente son un bañado y viven en paupérrimas condiciones, confiaban en que tendrían la posibilidad de viviendas dignas y un hábitat saludable, con agua potable, cloacas, veredas y calles transitables; derechos que corresponden a todos los habitantes de la provincia. Pero todo quedó trunco con el gobierno libertario, que desintegró la Sisu y recortó salvajemente el Fondo de Integración Socio Urbana (Fisu), dejando todos los convenios y las obras paralizadas», destacó Sereno.
Lamentó que ante esa decisión del gobierno nacional, la posibilidad de dignidad de estas familias se caen, y deben retomar su lucha en ese terreno inundable e insalubre.
Necesidad de lotes con servicio y viviendas sociales
La casa de Micaela Báez, una de las habitantes del barrio «El Mangal» está ubicada prácticamente sobre un desagote cloacal, generando enfermedades para ella y sus hijos.
A esta mujer como a otras familias la llevó a ese lugar la necesidad de vivienda, ya que en determinado momento no pudieron pagar más sus alquileres, y tuvieron que ocupar ese terreno, construyeron como pudieron pequeñas casitas y generaron un barrio popular.
«En realidad -afirmó Sereno- esto debería solucionar el Estado con viviendas sociales o lotes con servicios y así apuntaría a disminuir el déficit habitacional de más de 100 mil familias que sufrimos en la provincia, pero al no ocurrir esto, generan este tipo de respuestas comunitarias, desorganizadas y automáticas que se consolidan con el tiempo y se conforman diferentes barriadas. Lamentablemente el del Mangal es un ejemplo de ese déficit. Apelamos a que las autoridades provinciales y municipales -sabiendo que no existe más la posibilidad de resolverlo con la Nación- elaboren otro tipo de planes, proyectos o programas para brindar respuestas a tantas familias misioneras», manifestó el secretario general del Movimiento Evita Misiones.
Micaela vive en el barrio desde hace dos años, y tiene a sus hijos con problemas de salud, uno de ellos en los riñones, y la niña con afección pulmonar, y el hábitat húmedo donde vive no la ayuda para nada. «Es muy preocupante vivir en estas condiciones, cada dos por tres tengo que llevar a mi nena al hospital, porque por estar cerca de la cloaca, es impresionante la humedad que sube por las paredes y el piso. Los médicos me dicen que el pulmón derecho está muy afectado, por eso pido una solución para nosotros y para las demás familias. Tengo miedo de que la salud de mi hija se agrave y por eso es un riesgo seguir viviendo así», lamentó esta madre.
Sin respuestas del Estado municipal ni provincial
La joven como el resto de sus vecinos fue censada por el Renabap, y cuenta con el certificado que los habilita a tener los servicios básicos. En el caso puntual de esas familias, por vivir en un terreno asentado sobre un bañado, tenían la promesa de obtener lotes con servicios a través de un convenio con la Municipalidad de Posadas y la Secretaría de Integración Socio Urbana del ex Ministerio de Desarrollo Social.
«Sabemos que el gobierno de Milei eliminó el Fondo de Integración Socio Urbana en el que estábamos incluidos; pero somos misioneros con derechos, por eso imploramos al gobierno nacional y municipal que se ocupen de nosotros. Fuimos a pedir ayuda a las autoridades de la Municipalidad y a la Defensoría del Pueblo; pero hasta ahora no recibimos respuestas», dijo.
Las familias reclaman que las autoridades recorran el barrio y vean su situación. «Vivimos acá porque no tenemos otra posibilidad, de lo contrario, nadie lo podría soportar. Hay familias con bebés de meses y es peligroso. Somos gente trabajadora, pero no nos alcanza para pagar un alquiler, y no queremos que nos regalen una casa; pero podría darnos lotes con viviendas a bajo costo desde la Municipalidad o el Iprodha», manifestaron los vecinos.
Una de las que acudió al Instituto Provincial del Desarrollo Habitacional es Micaela Báez, presentó sus papeles y los de sus hijos; pero le dijeron que necesitaba un recibo de sueldo más alto para iniciar las gestiones. «O sea que para las familias pobres no hay ninguna posibilidad de tener una vivienda de Iprodha, ni siquiera de madera», cuestionó la joven.
Recordó el miedo que le provoca cuando el tiempo está inestable, y peligra su casita precaria. Entonces recurre a los vecinos que tienen más seguridad. «Es muy feo cuando empieza la tormenta, se nos mojan todo lo que tenemos: frazadas, acolchados, ropas y ningún funcionario aparece para ver qué está pasando con la gente humilde, y ofrecer ayuda en ese momento tan desesperante. Es horrible estar condenados a vivir así sólo porque somos pobres», lamentó Micaela.