Un monolito que resguarda la historia de solidaridad entre Posadas y Encarnación

En Data Urbana te contamos sobre este monolito inaugurado en 1929, el monumento en el Parque Paraguayo es testigo de la ayuda brindada por los posadeños tras el devastador tornado de 1926. Desde 2006, una ordenanza municipal instaura el 26 de septiembre como el Día de la Confraternidad entre ambas ciudades.

En el pulmón verde del Parque República del Paraguay, un monumento de asperón se yergue silencioso pero elocuente. No es solo una piedra; es la memoria viva de una de las mayores muestras de solidaridad transfronteriza de la región. Se trata del Monolito de la Unión y Hermandad, que perpetúa el agradecimiento de Encarnación a Posadas por la ayuda recibida tras la catástrofe del tornado de 1926.

La historia se remonta al 20 de septiembre de 1926, cuando un devastador tornado arrasó la ciudad de Encarnación. El fenómeno meteorológico dejó un saldo trágico de cientos de víctimas fatales y destruyó una gran parte de la infraestructura urbana, sumiendo a la comunidad en la conmoción y la desolación.

Frente a esta tragedia, la ciudad de Posadas, separada solo por el cauce del río Paraná, no permaneció indiferente. La comunidad posadeña se movilizó rápidamente, organizando colectas y enviando auxilio para los miles de afectados del país vecino. Fue un gesto espontáneo de humanidad que quedó grabado a fuego en la memoria colectiva.

Como agradecimiento perdurable por ese apoyo, la Colectividad Paraguaya establecida en Misiones donó un monolito que fue inaugurado solemnemente el 12 de octubre de 1929. Casi un siglo después, la piedra sigue en pie, erguida y resistente, como un testigo mudo de aquella tragedia y del inquebrantable lazo de hermandad que forjó.

El legado de aquel gesto solidario trascendió el tiempo. En 2006, el Concejo Deliberante de Posadas aprobó por ordenanza instituir el 26 de septiembre como el «Día de la Confraternidad y de la Solidaridad entre Posadas y Encarnación». La fecha, cercana al aniversario de la catástrofe, busca reforzar año a año los valores de unidad y apoyo mutuo que nacieron en medio de la desgracia.

Hoy, el monolito es más que un punto de referencia en el parque; es un símbolo de que la verdadera hermandad entre los pueblos no conoce de fronteras y se fortalece en los momentos más críticos. Una lección de solidaridad tallada en piedra que las nuevas generaciones continúan recordando.